En las fechas 26 al 30 de septiembre se realizó el VIII Encuentro continental donde participamos cuatro Hermanas Catequista Franciscanas: Custódia da Silva, Laura Vicuña Pereira Manso, Margarita Beb Xol e Terezinha Pacheco del encuentro de Teología India en Guatemala, que se realizó en el departamento de Sololá, a orillas del lago de Atitlán, lugar silencioso que transmite paz, serenidad, calma. Para los indígenas de ese lugar, simboliza el paso del sufrimiento y el dolor del pueblo maya su refundación y de todos nuestros pueblos.También donde se contempla la belleza que hizo y que nos dejó como herencia nuestro Creador y Formador.

Este encuentro fue de mucha riqueza con la participación de diversos pueblos indígenas y no indígenas de todos los países de toda América Latina, Alemania, Italia y sobre todo la participación de las diferentes iglesias, con el deseo de volver a nuestras raíces que nos dan luces para el camino de hoy.

Para el encuentro trajimos nuestras ofrendas frutos de la madre tierra juntamente con el esfuerzo de las personas, preocupaciones, sufrimiento, esperanzas y luchas de los pueblos y también   trajimos nuestras palabras y la de nuestros abuelos/as y con ello decoramos nuestro altar que quedó colorido, bello, aromatizado y con velas que brillaban resplandeciendo los cuatro puntos cardinales y así soñamos con un nuevo amanecer para todos.

Nuestro corazón agradecido al Creador porque bebimos de la sabiduría de nuestros grandes sabios/as: Somos poseedores de un mensaje de esperanza, de la palabra que da sentido frente a los nuevos desafíos, caminos de Dios desde las palabras sabias de nuestros abuelos/as, que nos ilumina juntamente con otros pueblos que no son indígenas, de otros credos, personas luchadoras por la justicia, que nos ofrece ese don de dialogo que genera solidaridad- palabra que es patrimonio para toda la humanidad, para juntos ir construyendo otro mundo mejor donde todos podamos contemplar el cielo nuevo y la tierra nueva.

También analizamos nuestra realidad desafiadora con cantos, danzas, ritos, los idiomas; con dramatizaciones, oraciones, bendiciones y escritos, con todo ello fuimos exponiendo nuestro análisis y denuncias frente a las injusticias y atropellos que sufrimos los pueblos nativos y no nativos.

Con la esperanza, resistencia y lucha de los pueblos, tejeremos con estos y otros bejucos e hilos, el petate y el bordado del futuro de la humanidad, según la Palabra de Dios que nos ha sido entregada. Que el Corazón del cielo-Corazón de la tierra nos dé la fuerza para seguir peregrinando juntos hacia la plenitud de vida y fortalecer cada día esa fertilidad anidada en nuestro ser porque Dios nos reafirma que El camina con nosotros.

Este encuentro nos ha venido a provocar, cuestionar y nos desafía a ir al reencuentro de las espiritualidades ancestrales y hablar con Dios, no de Dios.