"He venido para que

pueda tener vida

y la vida en plenitud"

(Jn 10,10)

¿Con este texto bíblico me pregunto qué significa la vida en plenitud?

Una vida plena es una vida digna. Y vivir con dignidad me lleva a pensar en una vida en armonía entre las personas y con toda la Casa Común.

Una vida donde no falta nada a nadie, donde todas las personas puedan tener salud, educación, trabajo, hogar, comida garantizada. Esto implica respeto, justicia, cuidado entre todas las personas. Capacidad de amar sentir el otro, la otra. Garantizar los derechos humanos es cuidar y proteger la integridad y la dignidad de todas las personas, es garantizar una vida armoniosa entre ellas.

Sin embargo, hay un gran déficit. Muchas personas no son conscientes de sus derechos, no los reconocen. La falta de sensibilidad también ha llevado a individuos y a ciertos sectores del Estado a violar estos derechos. Cuando los gobiernos deben asegurarse de que se les respete y se cumplan, pero con la indiferencia, el descaso, es cierto que ocurre lo contrario. La vida se está trivializando, no tiene valor, el respeto por este don se ha perdido.  Es necesario dar-se cuenta de que, como todos tienen derechos, también tienen sus obligaciones.

Se percibe el gran trabajo de concientización que es necesario, todavía para lograr una transformación en la sociedad. La Declaración de los Derechos Humanos es un documento que muchas personas todavía necesitan conocer. Sólo conociendo sus derechos, la gente puede exigir y luchar para que sea una realidad para todas las personas.

De mi vocación cristiana y franciscana puedo decir que Dios, Fuente de vida, Padre y Madre, no puede desear nada más grande que la felicidad de toda mujer y de todo hombre. Que se promueva su integridad como persona y en esto, la misión de la Hermana Catequista Franciscana es también buscar y hacer este camino de búsqueda para lograr la conquista de la dignidad humana.

Trabajar para que los derechos humanos sean respetados y cumplidos es trabajar para que las personas tengan una vida plena, es hacer realidad los valores del Reino de Dios en la sociedad.