“No perder de vista
nuestro punto de partida”
El 11 de agosto, día de Santa Clara, con el deseo de seguir las huellas de Jesús, nosotras María Aquino Alcántara de República Dominicana y Luteria del Carmen López Morales de Guatemala, celebramos nuestra entrada al postulantado en la Congregación de las Hermanas Catequistas Franciscanas.
Fue una celebración muy bonita de acción de gracias a Dios, donde cada una de nosotras expresamos nuestras motivaciones para dar este paso, inspiradas en el salmo 139.
¿Cómo pagarte? ¿cómo agradecerte por todo mi ser, por mi vida, por las oportunidades que me das día a día, por los sentimientos que me despierta al reconocer tu rostro, en los lugares y en las personas?
En una encantadora unión, me diste el don de la vida. Me tejiste en el ser carnal de mi madre. Te doy gracias, Señor por todas las cosas buenas que has hecho por mí y sigues haciendo todos los días de mi vida.
Entrar al Postulantado fortalece más nuestro compromiso en la formación, teniendo en cuenta la ayuda mutua, la fidelidad, la autenticidad, la humildad y la perseverancia. Nos motiva a sumergirnos más en nuestro propio interior y dejarnos cuestionar por nuestras realidades en este discernimiento que vamos haciendo de nuestra vocación porque queremos asumir con alegría y persistencia el proyecto de Jesús.
Nuestra gratitud a Dios por nuestras vidas y dones, gracias a las hermanas que han sido parte de nuestro proceso en el aspirantado, por la apertura que nos han brindado, por las experiencias vividas en las diferentes fraternidades.
¡Gracias! a todas las hermanas de la congregación, por los gestos de amor que han manifestado hacia nosotras. Nos confiamos a sus oraciones para continuar perseverando con fidelidad y no perder de vista nuestro punto de partida.
Nuestro abrazo de Paz y Bien.
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Damos gracias a la Divina Ruah que ha inspirado y sigue inspirando sus pasos para ponerse en el camino del seguimiento de Jesucristo en nuestra congregación. El camino de preparación es largo porque conocer a Jesús Cristo, conocerse y conocer a la congregación es un proceso que exige tiempo, decisión y madurez. En este camino encontrarán flores y piedras y es necesario aprender a disfrutar la belleza y el perfume de las flores, sin quedarse allí y aprovechar las piedras para solidificar el camino. Que sea el Espíritu Santo su principal formador y orientador. Un abrazo con el compromiso de comunión y oración.