"Me has seducido, Yahvé, ¡y me dejé seducir por Ti!” (Jr 20,7).
Motivadas por el sueño de hacer un camino integrado con las articuladoras de la formación inicial y continua, hermandades formativas, acompañantes de los grupos en la formación inicial y animadoras del SAV (servicio de animación vocacional), durante el transcurso de este año, recorremos un camino mistagógico de formación en nuestra congregación.
El día 22 de noviembre, después de ocho meses reuniendo una vez al mes, llegamos al fin de una etapa de ese proceso formativo, que tiene como objetivo conocer, profundizar y vivenciar la propuesta mistagógica del Itinerario de Formación de la congregación. Los temas y la metodología nos ayudaron a dar pasos y lograr los objetivos propuestos.
Damos gracias infinitas a la Divina Ruah que nos acompañó, iluminó, fortaleció en este camino vivencial del proceso de formación mistagógica donde caminamos juntas, abriendo nuestro corazón a esta nueva experiencia.
Los distintos colores en la pantalla, así como de la sabiduría y revitalización de la interculturalidad e intergeneracionalidad dio a nuestros encuentros una belleza y sabor especial.
Un tiempo donde fuimos adentrándonos en el Misterio, compartiendo la vida, la misión, nuestros procesos en el seguimiento de Jesús ¡Cuánta riqueza en cada una, vivenciada y celebrada!
Cada mes fue una oportunidad de sumergirnos en la esencia de nuestro carisma y espiritualidad. Un tiempo propicio para beber de la Fuente, de hacer memoria de nuestras ancestras de la congregación y retomar nuestra identidad congregacional bebiendo de su fuerza, sabiduría, simplicidad.
Un tiempo de estrechar los lazos afectivos entre nosotras, compartiendo en los grupos de vida donde con reverencia, nos adentramos a la tierra sagrada de una y otra, abriendo y acogiendo la vida de todas, tiempo de escucha atenta para ver a Dios pasar en la historia de cada una.
En medio de las distancias, tuvimos la oportunidad de conocernos un poco más, la experiencia vivencial en la metodología nos permitió conocer mejor nuestros rostros: ¿Qué hay en el corazón y en la historia de nuestra hermana? Ya no es sólo un rostro de perfil, es su historia, su vida, su proceso, sus sueños, sus dolores, sus esperanzas. Un camino que nos conduce a la experiencia del Amor y misericordia, como lo contemplamos en el proceso de nuestro hermano Francisco de Asís.
Pero como toda experiencia en el monte Tabor, donde es bueno armar nuestras chozas se hace necesario bajar de nuevo a la Galilea… Este camino de interiorización nos confrontó también en la vivencia de la misión como Hermanas Catequistas Franciscanas y nos impulsa a vivir con más intensidad nuestra opción de vida porque anhelamos ser anunciadoras de la esperanza en medio del pueblo.