Estando en Cochabamba durante el mes de agosto, tuve la oportunidad de participar de la fiesta en honor a la Virgen de Urkupiña, a la “Mamita” tan amada por el pueblo de Bolivia, que viene de todas partes para participar, expresar su agradecimiento, gratitud y hacer sus peticiones para el próximo año.
Participar de la fiesta es la oportunidad de ver las manifestaciones de fe del pueblo, pero también comprender un poco más su cultura y percibir sus manifestaciones. Aunque mucho ya ha cambiado, es una fiesta con características, y una fiesta andina es siempre un tiempo y espacio sagrados, cargados de mucha sabiduría que se expresa a través de ritos, danzas, música y peregrinaciones. Según Tania A. Meneses, “la fiesta siempre será un cuadro… que se recrea constantemente a lo largo de la historia, el desafío es mantener su esencia ante tanto dinamismo…”
Según la leyenda, la “señora con un niño en sus brazos” se apareció a una niña que pastoreaba en el cerro de Qota (en Quillacollo, pueblo cerca de Cochabamba), a finales del año 1700. La niña dijo a su familia, y demás feligreses que querían ver si de verdad la Virgencita se le aparecía; “¡Ya está en el cerro!”, que en quechua quiere decir: Urkupiña.
Esta fiesta mezcla costumbres andinos con símbolos religiosos, expresando la devoción a la Virgen María, y la veneración a la Pachamama. En el contexto andino, hay tres mundos o dimensiones: el mundo de arriba (alaj pacha), nuestro mundo (kay pacha) y el mundo de abajo (uju pacha), habiendo siempre una búsqueda de equilibrio entre ellos por medio de las fiestas. La fiesta de carnaval busca el equilibrio con el mundo de abajo; Urkupiña con el mundo de arriba; la fiesta de Sta. Vera Cruz con el nacimiento, y la fiesta de todos los santos con la muerte. Hay un ciclo en la búsqueda por el equilibrio: nacimiento – preparación – fecundación – fructificación.
Urkupiña en la cosmovisión andina es la fiesta de la fertilidad, que busca el equilibrio y la armonía con la tierra, “la pachamama” porque en este tiempo del año está viviendo una etapa de transición de la aridez a la fertilidad. Y es precisamente en la fertilidad que los roles de la Virgen María y la Pachamama se encuentran, pero no se confunden – ambas cuidan de la vida, y providencian lo necesario – pero María en el plan espiritual y la Pachamama en el material. La fiesta (14 a 16.08) está constituida de eventos: peregrinaciones (quincenas, entrada de advocaciones de la Virgen María, caminatas), entrada (autóctona y folklórica), misas, calvario, alasitas…
Conocida como fiesta de la integración, esta fiesta de verdad reúne gran cantidad de gente, venida de las más diversas regiones, etnias, clases sociales y edades, que se encuentran en una sola expresión de fe. Con todo, es posible percibir que otros elementos no autóctonos y tampoco de fe, como el alcohol, cerveza y el fuerte interés comercial, que al ser integrados desvirtúan el sentido de la fiesta.
Bien, soy muy grata por la oportunidad de participar de ese momento tan especial en la vida de nuestro pueblo, y con ellos compartir la fe y pedir la protección de la Virgencita sobre nuestra caminata, sobre la vida de nuestras hermanas, pedir su bendición a nuestra misión, y también comprometerse con el cuidado a la vida – tanto espiritual como material, comprendiendo lo que es necesario y esencial en la cultura y en la vida.
¡Que viva Urkupiña!