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Publicado em Testemunhos
02 Agosto 2017 Comments (1)
Una Dominicana - Catequista Franciscana

Soy María Luz suero Taveras. Nací el 10 de julio del año 1989, en la comunidad de Guayabal. Mis padres son Grecia Taveras y Joaquín Suero Fulcar (fallecido). Somos 8 hermanos los cuales son: Antonio, Máximo, Juan Carlos, Dilcia, Germania, Bertilia y Miguelina.

Desde niña me gustaba participar de las actividades de la iglesia, ayudaba a mi madre en los quehaceres de la casa y acompañaba los adultos en los trabajos del conuco. Siempre me gustó estudiar. En mis estudios y en cada tarea o compromiso que asumo lo hago con responsabilidad.

En el año 2005, conocí las Hermanas Catequistas Franciscanas. Tuve acompañamiento vocacional para mejor discernir mi opción de vida, ya que una vocación acertada es una vida feliz. Después de dos años, hablé a las hermanas que quería hacer una experiencia conviviendo con ellas. Fue así que el 10 de agosto del 2007, bien temprano viajé a Santo Domingo para mi nueva casa. Allí terminé el bachiller y tenía toda la semana estudios en la fraternidad.

En la mañana trabajaba en el Centro Educativo Luz Divina y en la tarde estudiaba. Acompañaba un grupo de catequesis en un sector de la Parroquia Nuestra Señora de la Altagracia.

Luego de un año, inicié el postulantado, permaneciendo en las actividades laborales, estudiando en el CIFRE (Centro Intercongregacional de Formación Religiosa), un organismo de la CONDOR (Conferencia Dominicana de Religiosas y Religiosos). El 30 de diciembre del 2009, continué los estudios de formación en Brasil, viviendo en Feira de Santana/Bahia. Una experiencia de mucho crecimiento, teniendo la posibilidad de convivir con otras hermanas, y conocer otras personas, de otras culturas.

En el 2012 hice los primeros votos en la parroquia San Isidro Labrador, en Guayabal. Fue un momento muy emocionante y a la vez desafiador. Ese mismo año, empecé los estudios universitarios, en el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, haciendo la licenciatura en educación básica, mención lecto-escritura e iniciación a las matemáticas.

Actualmente, soy maestra en el colegio Máximo Gómez y participo en la Pastoral Juvenil Parroquial y comunitaria. También actúo en la catequesis infantil y en la de Jóvenes y Adultos que se preparan a los Sacramentos de Iniciación Cristiana. Acompaño la pastoral vocacional, en la parroquia San Isidro Labrador, Guayabal y Pedro Santana y, con la gracia de Dios, la organizaremos aquí en la capital.

Después de cinco años de consagración y vivencia del carisma de las Hermanas Catequistas Franciscanas, decidí hacer los votos perpetuos, consagrándome al Señor para siempre.  El lema que me inspira y fortalece es: Benditos los pies que anuncian la Buena Nueva.

La semilla sembrada  el  06 de octubre del 1993, está dando sus frutos. Me siento muy grata con la congregación, por su acogida, por permitirme ser parte de esta historia. Hermanas, me siento muy comprometida con la misión, por esto decidí entregarme al Señor para siempre en esta familia. Siento que no soy la joven más adecuada para tanto mérito, pero el Señor no llama a los capacitados sino que capacita a los que llama. Fue así que, el 22 de julio di ese paso confiante y alegre.  

La celebración en la cual participaron muchas personas de diferentes rincones, desde Guayabal hasta Pedro Santana, fue bien significativa.  Los jóvenes nos ayudaron mucho, especialmente Santiago, joven entregado, organizado. Las hermanas que vinieron de Brasil, Cissa y María Diva no midieron fuerza para estar disponibles y ayudar en lo se necesitaba. También Gracia y Bety se esmeraron por hacer una decoración que hablara de lo grande que era la celebración. Mil gracias a cada una.

Muchas voces testimoniaban: “Que celebración linda, organizada, simples, llena de Dios, animada participativa, bien decorada”.

Siento que esta celebración va ayudarme a vivir el compromiso que asumí, bajo el lema: “Bendito los pies que anuncian la Buena nueva”. Siempre les pido a Francisco y Clara que iluminen mis caminos, para que yo pueda ser testigo, para otras jóvenes que se van sumando en el camino, y para que no pierda la alegría por las pequeñas cosas del diario vivir.

Para esto cuento con la ayuda de Dios, las hermanas, mi familia, tantas personas que confían, las comunidades por donde pasé y voy a pasar. También cuento con la intercesión de nuestra hermana Hedwiges, mujer entregada, servicial, que supo donarse a este país. Que esa donación sea una luz en mí caminar como Hermana Catequista Franciscana.

Todo esto me compromete cada vez más a trabajar de manera incansable por la Animación Vocacional, para que otras jóvenes respondan con generosidad al llamado que Dios le hace. Estoy a camino y, juntas, podemos llegar más lejos.

A todas las jóvenes que hacen parte de esta familia, que continúen firmes y sean testimonio para otras que vendrán.

Con cariño su  amiga, compañera, hermana.

María Luz

  Santo Domingo/República Dominicana, 28 de julio de 2017

Comentários  

#1 Marilete 09-07-2020 17:08
Que bello tu testimonio María Luz.
Te felicito con mucho carinõ.
Abrazos ( Ya está un tanto retrasado. Pero...)

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