Las distancias geográficas entre Angola, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Guatemala, Paraguay, Perú y República Dominicana se anularon con el Encuentro de la Misión Além Fronteiras, que se realizó los días 5, 6 y 7 de noviembre por la plataforma Google Meet. Gracias, Señor por la tecnología que nos posibilita el encuentro cuando las circunstancias nos obligan al distanciamiento.

La alegría de encontrarnos se dejó ver desde el inicio: Varias hermanas consiguieron ingresar antes de la hora y fue bonito de escuchar el saludo: “bom dia, boa tarde, buenos días, buenas tardes”. Luego, Hna. Marlene Puri, de Angola, cantando con el ritmo, el color y calor de la madre África, nos hizo sentir bienvenidas, bien queridas, bien unidas en el espíritu, en las búsquedas y objetivos del encuentro.

Nuestro corazón se estremeció al participar de las presentaciones de las hermanas en los diferentes países donde estamos inseridas. Cuanta vida, cuanto amor; cuanta lágrima en silencio tragada, cuanta risa jubilosa en cada pequeña conquista; cuanta entrega y superación. Somos infinitamente agradecidas a “Dios, autor desta história que a Irmã Catequista escreveu”.

Esa memoria orante, fue un momento fuerte de sentir juntas, la historia tejiéndose con diferentes colores, sabores, culturas. Con pasos, ora largos y firmes, ora vacilantes y temerosos esa historia está gravada en el corazón de la tierra y en el corazón del cielo, escrita con letras de oro de la generosidad, de la profunda dedicación. Nos inundó la alegría de ver cómo, en medio de limitaciones, hay una disposición de cada una de ser presencia transformadora en las diferentes realidades, atentas a sus gritos y clamores.

La esperanza, el deseo de tornar fecundo el carisma en las realidades que por él claman, inspiró el planteamiento de sugerencias para realizar el proceso de reorganización, atentas a los nuevos rostros de la congregación y a los nuevos retos de la misión.

Somos gratas a Moema y Susana que nos prestaron su mirada para ver nuestra realidad, mirar hacia adelante y enderezar los caminos o trazar nuevos, si los acostumbrados ya no nos ayudan a alcanzar nuestros horizontes. Igualmente agradecemos a cada una que ha puesto sus dones al servicio de todas y así, poder pintar el precioso cuadro del encuentro.

El encuentro nos reanimó, sin enmascarar las dificultades. Hay semillas que se van dejando en cada lugar. Algunas se pueden contemplar con alegría, otras van en su proceso de germinación, pero ya es una historia que se escribe con amor, dedicación, esperanza. Por ello, también somos convocadas a seguir mirando desde un todo nuestra misión, como congregación, reconociendo nuestras realidades humanas, siempre atentas, sabiendo cuántos panes y peces tenemos para poder compartir.

Alabada seas, Divina Ruah, porque siempre nos pones en movimiento, siempre nos inquietas y nos impulsas a gestar y dar a luz el nuevo, prenuncio del Reino de Dios.