Bendito los pies que anuncian
la Buena Nueva.
Esta afirmación profética motiva a ir al encuentro de los demás, estar siempre lista para anunciar su palabra.
Soy la hermana María Luz Suero Taveras, dominicana. Hace 8 años que finalicé mis estudios universitarios. Fui maestra en el colegio Padre Vicente Yábar por 6 años, en el barrio de Manganagua, Distrito Nacional/RD. Por situaciones que se presentaron, sentí necesidad de pedir un traslado para la escuela Jardín Infantil Amor de Dios, ubicada en el Palmar de Herrera, próximo a nuestra casa y, administrada por las Hermanas del Amor de Dios.
Ser religiosa y además maestra es una gran bendición porque se tiene un público amplio con el cual se puede hacer un buen trabajo. Toda la comunidad educativa está involucrada en este servicio. Actualmente soy la encargada del área de Formación Integral Humana y Religiosa de los grados de primero a cuarto de primaria, con tres secciones (grupos) en cada grado, en total de 11 cursos (grupos).
Uno de los pensamientos de Paulo Freire que me motiva siempre es: “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción”. Hago el esfuerzo cada día de motivar a los alumnos a que ellos mismos sean protagonistas de su propia historia, desafiándolos a que den lo mejor de ellos para aprender para la vida y no simplemente un contenido que se le olvide en la esquina de la escuela. Esto me desafía mucho porque muchos de ellos lo que quieren es copiar del libro al cuaderno y les cuesta recordar lo aprendido.
Esta experiencia del año pasado y el inicio de estos tres meses de clase, siendo maestra de esta asignatura, me desafía cada vez más a seguir aprendiendo, para que cada estudiante que pase por mis manos, se vaya diferente, se sienta acogido/a, amada/o, que aprenda lo que debe aprender, que vaya contra la corriente de la sociedad que solo quiere que nuestros niños, adolescentes y jóvenes estén en las calles, queriendo una vida sin mucho esfuerzo.
Ser maestra en una escuela de “monjas” es una alegría porque se trabaja en orden, la limpieza es impecable, se trata de que todos se sientan importantes, cada uno/a con su diversidad, aportando para que, en nuestro país se tenga una educación de calidad, donde todos nos podamos sentir parte de la escuela.
Puedo decir que del ser maestra viene el sustento en la fraternidad. Intenté siempre hacer lo mejor que pueda, dando lo mejor de mí, buscando ayuda en lo que tengo que fortalecer.
Ser maestra es una fuente de alegría, cuando una ve los avanzos de los estudiantes, sea en lo académico, sea en la manera de ser y proceder. Bendigo a ese Dios bueno y sabio que me insufló su espíritu de enseñanza y me regaló las capacidades necesarias para ser maestra dedicada, que ama lo que hace y se entrega enteramente a esta linda misión de enseñar.
Termino diciendo: Una
Maestra
Ama lo que hace, se
Entrega
Sirve a los demás, es simpática
Tolerante
Responsable
Ayuda a que sus alumnos aprendan para la vida.